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NIÑOS EN CASA: ¿CAOS Ó AMOR?

  • Foto del escritor: FUNDACIÓN MAS FAMILIA
    FUNDACIÓN MAS FAMILIA
  • 2 jul 2020
  • 5 Min. de lectura


Alberto, reconocido cirujano de la ciudad no tiene posibilidades de ir a trabajar como solía hacerlo, (efecto Covid). Así que su única opción es quedarse en casa. Está casado con Lina hace 10 años y su relación en términos generales va bien. En su familia él asume el rol económico principal y ella trabaja por su proyecto personal; sin embargo ella y la niñera son las encargadas permanentes de los 3 hijos de la pareja, quienes están en edad escolar, ya que el tiempo con el que cuenta Alberto debe ser agendado previamente, así como los viajes constantes de trabajo y vacaciones familiares. Todos los planes que tenían próximamente han quedado cancelados.

Normalmente las actividades del colegio de sus hijos Juanjo de 9 años y las gemelas Cami y Naty de 4, eran acompañadas de sus cuidadoras principales, pero en esta etapa nueva de colegio virtual, se han tenido que adaptar a una nueva realidad. Debido a que están en un colegio bilingüe, las clases las debe acompañar alguien que entienda la instrucción de la maestra, así que de repente Alberto se ha visto envuelto en una dinámica diferente a la que esperaba de la cuarentena. Cambió los implementos y los protocolos -de manera temporal- por crayolas, témperas, plastilina y arena. Siente que ya no es tan alegre como antes y que está irritable, se ha molestado infinidad de veces porque hacen ruido, corren por la casa, interrumpen su tiempo de estudio, el cual ha pretendido continuar a pesar de no salir a trabajar.

Él sigue leyendo en un tiempo libre, sólo que ya no existe un espacio alejado de sus 3 pequeños. Ha tenido que ver cuántas pataletas hacen sus hijas Naty y Cami porque quieren el mismo juguete, se ha dado cuenta de que no comen todo lo que les sirven y que los alimentos se los preparan de manera diferenciada, que Naty es más activa físicamente, pero que la atención de Cami es más sostenida en las actividades de memoria y análisis.

Ha gritado porque la conexión de internet se cae y no logra resolver el tema de las clases virtuales que deben cumplir porque deben ser responsables como él. Además ensucian las paredes, se suben en los muebles con los pies sucios y dejan los juguetes regados. Ha sentido un choque de emociones como rabia, impotencia, frustración y sólo en algunos casos alegría. Se encierra en la habitación a ver videos y tratar de concentrarse en que esto pase rápido. En esas meditaciones se ha dado cuenta que el tiempo vale más que el dinero y que se ha estado perdiendo los momentos cruciales de su familia, pero siente que no tiene paciencia para ninguna actividad que involucre niños y le gustaría que se los llevaran lejos de él. Finalmente cae en cuenta que son suyos y no los puede sacar de casa. Aprendió que su hijo más allá de jugar fútbol disfruta saltar cuerda y entrenar en espacios cerrados, que lo ha invitado a compartir su afición por los videojuegos y le dice que nadie le explica las multiplicaciones mejor que él, así lo regañe y se las haga repetir. Le dice que ojalá no se acabe la cuarentena porque pueden estar compartiendo más tiempo juntos y que prefiere esto a verse con sus amigos.

Alberto piensa que tal vez pueda resolver la angustia que siente. Quisiera aislarse y no salir más de la habitación, pero recuerda que él sabe inglés y que si no les explica, no lograrán cumplir con las responsabilidades que él tanto les recalca. Ahora se pone en los zapatos de Lina y entiende todas las demandas de tiempo que esta le hace desde que nacieron sus hijos, porque a pesar de que ella sigue al tanto, esta nueva dinámica lo atrapó para siempre.

Tips de MAS familia (Psicóloga especialista en familia):

1. Se empático: Ponte en su lugar. Esta situación no es fácil para nadie. Los niños y niñas se sienten agobiados, sólo que de una manera diferente, pero su capacidad de adaptación al cambio es mayor que la de los adultos, por eso sonríen a pesar de las circunstancias y se sienten felices de tener a su familia en casa. Si te sientes cargado o angustiado, imagina cómo se siente tu pequeño que no ha aprendido a gestionarlo. Ellos sacan su recurso principal, su sonrisa y tú: busca tus neuronas espejo para que entren en acción. ¡Las sensaciones positivas son más contagiosas que el virus!

2. Vuelve a ser un niño: (por ratos) verás que es divertido y te ayudará a identificar las emociones que sentías y que hoy pueden sentir tus hijos cuando compartes con ellos, juega a lo que jugabas cuando niño o simplemente sígueles su juego actual, sonríe. Los niños están a tu disposición y generan oxitocina para ti. Permite a tu mente sentir los beneficios del deber cumplido y del amor natural.

3. Gestiona tus emociones: No te pido paciencia, sólo identifica qué es lo que te hace sentir enfadado o molesto. No siempre vas a poder cambiar la causa que te está generando esa emoción negativa, entonces valídala para que puedas archivarla. Si asumes que está bien sentirte triste o molesto a veces, es más fácil identificar cuando lo sientas y apartarte de los otros para no reaccionar inadecuadamente. Cuando menos crees, esta sensación ha pasado y lo más importante es que no has generado huellas negativas en tus hijos.

4. Conversa con alguien, busca ayuda: Si no sabes cómo actuar frente a alguna situación, no actúes. Pon a trabajar el área prefrontal de tu cerebro, es importante que te detengas. Si sabes que tu reacción va a ser negativa, espera y transfórmala. Piensa en las consecuencias y así tomarás decisiones asertivas. Se vale sentirse mal y también desahogarse, o pedir ayuda si sientes que no tienes tiempo para tantas actividades nuevas. ¡Las dinámicas familiares están en adaptación en todas partes del planeta!. A veces sólo es necesaria otra perspectiva o contarle a alguien que pueda ser apoyo y descargar tu maleta.

5. Respira: Piensa en el aquí y el ahora, a veces nuestros planes cambian o simplemente se cancelan, esto genera frustración. La tolerancia a la frustración se consigue intentándolo nuevamente, pero esa es una habilidad que generalmente a los niños les cuesta mucho trabajo conseguir. Si como adulto te está costando, revísate porque nunca es tarde para entrenar tus emociones. Tus hijos se miran en ti como un espejo y siguen tus pasos. Si se ensucian las cosas, después limpian juntos, no limites las posibilidades de aprendizaje, porque los niños son los mejores maestros.

6. Relájate: Si quieres gritar, grita, pero ten en cuenta que delante de tus hijos esta NO debe ser una opción. Sal a la terraza, pon música, enciérrate a escuchar podcasts, lee algo chévere, haz yoga, cocina algo rico, tómate algo que te guste, comparte con un colega, busca tu espacio personal, pero recuerda que la actitud que le muestres a los niños, ellos la van a replicar. Estos estructuran su personalidad a partir de lo que alimentamos los adultos. Todos necesitamos espacio para estar bien. Si no podemos estar bien primero, no podremos ser buenos padres, parejas ó profesionales. Si estás más irritable de lo normal y no te funcionan estas estrategias, ve al punto 4. Recuerda: Esta temporada la van a recordar toda la vida, de ti depende la forma en que lo hagan.




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